Sail to the Moon. (Brush the Cobwebs our of the Sky.)
3 individuos con voz Published by franz. on 24.6.06 at 21:12.

Cuando desperté, tu tibiesa aún me adormecia. Me sente en mi cama, en nuestra cama. Miré hacia afuera, estaba lloviendo. Miré hacia mi lado y estabas tu. Con tus mejillas coloradas, tu pelo sobre mi almohada, tus ojos en mi ventana.
Las luces azuladas ya no molestaban, frio era el ambiente, cálida la escena. Escena de angustia contrapuesta por tus mejillas. Tus dedos se esparcian sobre el peor de los monstruos. Tus labios respiraban la lluvia seca de una madrugada ajena de luces azuladas.
Cuando pensé en despertarte, tus ojos me susurraron que me olvidace de la lluvia y retornara a tu cálido rojo.
Desvié la mirada sólo un segundo (hacia una posa, que reflejaba la copa del árbol que estaba a menos de 2 metros de ella), luego volví la mirada hacia Magdalena, era otra persona, no, era la misma; con sus ojos que me miraban, su llamativa bufanda y sus labios apunto de soltar las palabras rojas, enormes y pequeñas palabras, que perfectamente harían juego con su bufanda y yo me las tragaría, si, la miraría a los ojos, esos ojitos casi perfectos, y le escupiria unas frases amarillas... no... amarillas no... no harían juego con la posa (ni el árbol).


Para los que no saben, este monito es un Playmóvil... ya?
¿Que se puede hacer con un solo cigarro en el centro de Stgo. a las 9:00 de la noche y lloviendo?
Eso fue lo último que penso Nicolás luego de terminar el día más normal de su vida.
Cuando desperto, 15 horas antes de sentir las gotas en su rostro, vio por la ventana de su pequeño departamento; que el día estaba nublado como acostumbraba pasar en Santiago antes de que comenzara a llover. El aire estaba tibio, las idea frias.
Luego de hacer 27 cosas rutinarias que le tomaron aproximadamente cuatro horas con trece minutos de su mañana tibia, salió con un aire de abandono, cerrando la puerta de madera antigua y carcomida por todas las veces que otros hombres como él habían salido de igual forma -con un aire de abandono en una mañana nublada- asi bajó las escaleras... de manera normal, esperando preguntarse que haría a las 9:00 de la noche con medio cigarro en la boca y con los cabellos totalmente mojado.
Eso fue lo último que penso Nicolás luego de terminar el día más normal de su vida.
Cuando desperto, 15 horas antes de sentir las gotas en su rostro, vio por la ventana de su pequeño departamento; que el día estaba nublado como acostumbraba pasar en Santiago antes de que comenzara a llover. El aire estaba tibio, las idea frias.
Luego de hacer 27 cosas rutinarias que le tomaron aproximadamente cuatro horas con trece minutos de su mañana tibia, salió con un aire de abandono, cerrando la puerta de madera antigua y carcomida por todas las veces que otros hombres como él habían salido de igual forma -con un aire de abandono en una mañana nublada- asi bajó las escaleras... de manera normal, esperando preguntarse que haría a las 9:00 de la noche con medio cigarro en la boca y con los cabellos totalmente mojado.